miércoles, 3 de enero de 2018

Artículos para la revista LOS CÁNTABROS

El número de otoño de la revista Los Cántabros, que ha salido publicada en diciembre de 2017, incluye dos artículos de Pedro L. Madrazo. Dos temáticas diferentes, pero muy interesantes: "La magosta, una tradición muy viva en Cantabria" y "La huella de Federico García Lorca en el Santander Republicano".

Portada de la revista Los Cántabros (otoño 2017 - Nº14). +Información: www.loscantabros.com


RESUMEN ARTÍCULO REVISTA LOS CÁNTABROS: “LA HUELLA DE FEDERICO GARCÍA LORCA EN EL SANTANDER REPUBLICANO”.



En 1931 se instauró la Segunda República en España, un acontecimiento que motivó la marcha del rey Alfonso XIII al exilio. Tras las elecciones generales celebradas durante ese año, el presidente provisional pasó a ser Manuel Azaña. Durante su mandato, nombró ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes a Fernando de los Ríos, quien a su vez eligió al brillante poeta Federico García Lorca, adscrito a la llamada Generación del 27, como codirector de la compañía estatal de teatro La Barraca.

En marzo de 1932, el ya popular poeta granadino, junto con el secretario de la Unión Federal de Estudiantes Hispanos, Eduardo Ugarte, asumieron la organización del teatro universitario de La Barraca. Precisamente, durante ese año de 1932, el Gobierno de la República convirtió a Santander en la sede de la recién estrenada Universidad Internacional de Verano. Se eligió como sede el recinto santanderino del palacio de La Magdalena, iniciándose allí las actividades docentes en el verano de 1933.

Adaptada una camioneta para el transporte de materiales y actores, y subvencionados por el Gobierno republicano, el equipo humano que componía La Barraca em­pezó su andadura por los pueblos y ciudades de España. Estaba previsto que durante el verano de 1932 la troupe de cómicos actuase en la localidad cántabra de Santillana del Mar. Lamentablemente, hubo de suspenderse las representaciones por motivos meteorológicos. Tras esa primera intentona fallida de mostrar en la geografía cántabra las obras de los autores clásicos del Siglo de Oro, la vinculación de Lorca y del teatro universitario de La Barraca con Cantabria tuvo lugar de manera efectiva, dentro de las actividades programadas, en el Palacio de La Magdalena de Santander, por la Universidad Internacional de la República, durante los veranos de 1933 a 1935.

La faceta más recordada de Lorca en Santander es como director de teatro, aunque siempre tuvo tiempo para el ocio y el disfrute por diversas localidades cántabras como Ampuero, Somo o Tudanca. Fue habitual verle, durante sus estancias santanderinas, paseando por la calle principal del Muelle y sentado de tertulia en las terrazas de los cafés.



RESUMEN ARTÍCULO REVISTA LOS CÁNTABROS: “LA MAGOSTA, UNA TRADICIÓN MUY VIVA EN CANTABRIA...”.



El ábrego, también conocido como el viento de las castañas, arranca las hojas de los corpulentos castaños que hunden sus raíces en tierras cántabras, y suelen ser los recolectores naturales de los frutos del majestuoso árbol. Con la llegada del mes de octubre vamos a «apañar castañas», a pie de la castañera, recogiéndolas habitualmente en el suelo sueltas o envueltas en su erizo pinchudo, llamado popularmente en Cantabria: orizu, horcinu o burizu.

Dentro del catálogo de los árboles singulares de Cantabria, destacan una serie de emblemáticos castaños. Desde los que habitan en tierras lebaniegas, como el imponente «La Narezona», situado en Ojedo, el gigantesco «El Bisonte», en Pesaguero, o el par de impresionantes castaños que tienen sus raíces en Pollayo, Vega de Liébana. También el valle de Cabuérniga es rico en estos árboles, destacando la castañera de Terán. Otros ejemplares singulares se sitúan en las localidades de Selaya, Medio Cudeyo y Arnuero.

La magosta cántabra es una tradición ancestral cuya raíz se pierde en la lejanía de los tiempos. Un rito sencillo donde los protagonistas son el castaño y su fruto, la castaña. Una celebración de carácter social, donde los mozos del pueblo asaban las deliciosas castañas al calor del fuego de una buena lumbre alimentada por la hojarasca desprendida del propio castaño, o con un buen acopio de escajos secos, hierbajos, rozo, leña o carbón. El ceremonial más tradicional de la magosta en Cantabria solía tener su liturgia en un amplio prau, e incluye diversas supersticiones populares, todo ello en un ambiente festivo donde la música estaba siempre presente.

Actualmente la magosta es una tradición que se comparte en todos los rincones del valle de Buelna.